Lo imperdible, lo innecesario se vuelve mirada.
Las cadenas que me ataban se rompieron, los hilos que cocían mi voz se
desataron, las rafagas que quemaban mis ojos se calmaron y en mi vino el
sueño. Sueño impenetrable de otros sueños, sueños de sol en las
sombras.
Y me pierdo, me pierdo en el cielo de estrellas, en esa
hoja de árbol, en esos caminos sin fronteras, en el centro del mundo,
ahí yo me pierdo, me pierdo y me encuentro en cada momento.
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