martes, 26 de marzo de 2013


Lo imperdible, lo innecesario se vuelve mirada.
Las cadenas que me ataban se rompieron, los hilos que cocían mi voz se desataron, las rafagas que quemaban mis ojos se calmaron y en mi vino el sueño. Sueño impenetrable de otros sueños, sueños de sol en las sombras.
Y me pierdo, me pierdo en el cielo de estrellas, en esa hoja de árbol, en esos caminos sin fronteras, en el centro del mundo, ahí yo me pierdo, me pierdo y me encuentro en cada momento.


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