sábado, 20 de abril de 2013

Dolería menos ser menos idiota y no seguir tropezando los pies en los mismos lugares. Dolería menos si mi parte emotiva se transformara en una especie de roca. Abrir los ojos de vez en cuando no cuesta nada, pero caigo en el fiel defecto que tengo: volar.
Si todo se redujera a la caída sería fantástico, pero no, se reduce al tiempo de gravedad que llevo antes de aterrizar...en todos esos pensamienos que me condujeron a creer en volar, a fantasear que con un par de alas de invento, podría vencer la gravedad...o quizás la apagada luz que gobierna a los seres humanos en si. Caigo en la fricción de mis sueños, en los sentidos de mis deseos, y a veces hasta caigo en lugares que ni estando cuerda caería. Pero caigo, y ahí esta el problema. Porque cuando caes corres doble riesgo: el de romperte toda y encima el de levantarte. Y ahí es donde me detengo..porque sigo preguntándome cuántas veces más voy a caer y cuántas veces más fuerzas tendré que reunir par lograr el objetivo de volver a poner mis pies sobre el suelo. Pasado tales momentos me levanto...vuelvo a pisar tierra firme. Pero no, no aprendí nada... vuelvo a volar..


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