Dolería
menos ser menos idiota y no seguir tropezando los pies en los mismos
lugares. Dolería menos si mi parte emotiva se transformara en una
especie de roca. Abrir los ojos de vez en cuando no cuesta nada, pero
caigo en el fiel defecto que tengo: volar.
Si todo se redujera a la
caída sería fantástico, pero no, se reduce al tiempo de gravedad que
llevo antes de aterrizar...en todos esos pensamienos
que me condujeron a creer en volar, a fantasear que con un par de alas
de invento, podría vencer la gravedad...o quizás la apagada luz que
gobierna a los seres humanos en si. Caigo en la fricción de mis sueños,
en los sentidos de mis deseos, y a veces hasta caigo en lugares que ni
estando cuerda caería. Pero caigo, y ahí esta el problema. Porque cuando
caes corres doble riesgo: el de romperte toda y encima el de
levantarte. Y ahí es donde me detengo..porque sigo preguntándome cuántas
veces más voy a caer y cuántas veces más fuerzas tendré que reunir par
lograr el objetivo de volver a poner mis pies sobre el suelo. Pasado
tales momentos me levanto...vuelvo a pisar tierra firme. Pero no, no
aprendí nada... vuelvo a volar..
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