Se
enmudece el muro que me aislaba de los pasos, se endurecen los recuerdos
ventajeros de aquella mañana de abril mientras pierdo la huída de los
rastros del sol que ya no iluminan a mi atardecer.
Se alinean los
mil caminos inventados en esa lluvia de otoño donde muerden mis
angustias, donde rasguñan mis perdiciones, y donde se nublan mis
peticiones. Me duermo en el alojamiento de los corazones sin razones, en las radiografías de sonrisas, y donde posan mis oraciones.
Salte muy alto para quedarme suelta, bajé más pronto de lo que mi
consciencia tiene consciencia. Pero vencí mis desquicios, me enfrenté al
abismo, y perdí la noción de mis latidos....Pero aún así sigo atada en
este suelo real de no sueños, de no palabras, de no retratos pero si de
duelo.
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