sábado, 20 de abril de 2013

Se enmudece el muro que me aislaba de los pasos, se endurecen los recuerdos ventajeros de aquella mañana de abril mientras pierdo la huída de los rastros del sol que ya no iluminan a mi atardecer.
Se alinean los mil caminos inventados en esa lluvia de otoño donde muerden mis angustias, donde rasguñan mis perdiciones, y donde se nublan mis peticiones. Me duermo en el alojamiento de los corazones sin razones, en las radiografías de sonrisas, y donde posan mis oraciones.
Salte muy alto para quedarme suelta, bajé más pronto de lo que mi consciencia tiene consciencia. Pero vencí mis desquicios, me enfrenté al abismo, y perdí la noción de mis latidos....Pero aún así sigo atada en este suelo real de no sueños, de no palabras, de no retratos pero si de duelo.

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