Jugar
a perderme en el invento del adiós, en ese punto me encuentro encima de
las sogas caminando en puntas de pie para no volver a caer a tu lecho
otra vez.
Instinto de huída me remueve entre las hojas como un niño sin pelota, como un museo sin recuerdos, como una serpiente sin veneno pero firme como mi sombra.
Es entonces cuando rezo por tu brisa para que nunca te apague la sonrisa y puedas extender los brazos a ese deseo que te hizo tan real.
Instinto de huída me remueve entre las hojas como un niño sin pelota, como un museo sin recuerdos, como una serpiente sin veneno pero firme como mi sombra.
Es entonces cuando rezo por tu brisa para que nunca te apague la sonrisa y puedas extender los brazos a ese deseo que te hizo tan real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario