jueves, 21 de febrero de 2013

Leyendo para que no vuelva a morir mi sonrisa, para que las horas pasen y se haga menos preciso pensarte.
Porque es en la lectura donde encuentro calma, porque es al escribir donde me pierdo. Y es en este mar de letras que se hace necesario anestesiar el pensamiento.
Así como varían las letras y las palabras, varían las personas en mi vida. No se puede confiar en las pisadas, sólo hay que confiar en las letras que te envía tu corazón, porque allí habita la realidad.
Leyendo lo inevitable, escapando en sueños, velando vocales, partiendo en silencio.


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