Si subí y bajé es porque me encontré conmigo
misma y por un simple momento pensé en huir. Que ingrato fue el destino
al descubrirme en tus ojos. Que impaciente fue el tiempo por arrancarme
tan rápido de tu lado. Que incoherente fueron mis sentidos que siempre
te soportaron. Que salvaje fue la huida cuando te cansaste de mis
brazos. Que insoportable fue la angustia pero que sano fue perderte.
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